sábado, 8 de enero de 2011

Posiblemente, los otomanos...

No tengo nada claro que la pertenencia al Imperio Otomano de numerosos territorios europeos, de Oriente Medio y de Africa del Norte haya sido algo sustancialmente negativo o perjudicial para los habitantes de esos países, desde los Balcanes hasta Argelia o Iraq.
Es cierto que la ideología nacionalista proveniente de Europa Occidental y sobre todo de Francia y Alemania influyó en los siglos XIX y XX en todas esas regiones, muy amplias y culturalmente muy ricas, para provocar la desunión y muy escasísimamente el progreso social y económico o la creación de estructuras regionales fuertes, tal y como sucedió en la América Latina post-hispánica. Estos países cayeron en dictaduras y guerras y nunca han creado federaciones. Estos países cayeron rápidamente bajo la dominación extranjera: británica, francesa o rusa.
Los otomanos permitieron a los súbditos cristianos y judíos mantener sus religiones, leyes comunitarias, lenguas y costumbres, ello es un elemento esencial del sistema otomano.
No hubo guerras civiles ni conflictos étnicos durante los siglos de la "Pax Otomana". La guerra llegó cuando británicos, austriacos, rusos y franceses quisieron destruir al "enfermo de Europa". Miremos hoy a Argelia, Bosnia, Líbano, Palestina, Iraq y tantos otros lugares que vivieron en armonía en el sistema otomano, durante largos siglos.
Los otomanos dejaron profunda huella en los pueblos ex-otomanos: costumbres, mentalidades, palabras, gastronomía, múltiples influencias.
Hay que reconciliarse con el pasado otomano, buscar lo positivo de esos siglos de pertenencia a la casa común otomana desde Orán hasta Constanta, desde Sarajevo hasta Bagdad...

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